Mi inspiración siempre viene de la naturaleza. Cada pliegue en una hoja, la textura de una piedra, la forma ondulante de las olas... Todo está lleno de detalles únicos que capturan mi atención. Cuando veo estas pequeñas maravillas, imagino cómo pueden transformarse en una joya que cuente su historia.
Después de encontrar inspiración en la naturaleza, tomo lápiz y papel para capturar esas formas en un boceto. A veces, la pieza final se mantiene fiel al diseño original, pero en otras ocasiones, la joya evoluciona, tomando su propio camino en el proceso.
El material es una parte esencial del proceso creativo. El bronce aporta fuerza y solidez, mientras que la plata le da una sensación de suavidad y elegancia. Cada pieza necesita su material adecuado, y eso es algo que descubro a medida que la creación avanza.
La creación de cada pieza es completamente artesanal. Desde el esbozo inicial hasta el último detalle, todo está hecho a mano en mi taller. Este es el momento en el que las ideas toman forma y se convierten en algo real, con personalidad propia.
El toque final es siempre especial. Cada pieza tiene su propia personalidad, y en este momento me aseguro de que esté lista para brillar. Cada curva, cada pliegue, cada forma tiene que sentirse perfecta.
Las piezas que creo son únicas y limitadas. Las realizo en pocas producciónes, haciendo que cada joya tenga un significado especial para quien la elige. Esta es una de las mayores satisfacciones de mi trabajo: saber que cada persona lleva consigo algo irrepetible.
